Producción integrada: ganaderia-bioetanol
Del maíz se obtiene un biocombustible, el etanol, y con el residuo se engordan novillos.
El fenómeno de la expansión mundial de biocombustibles ha experimentado un nuevo hito: en Mead, Nebraska (EE.UU.), se ha puesto en marcha la primera planta de etanol a partir de maíz que opera en "circuito cerrado", con un sistema de engorde de ganado vacuno con una capacidad de 28.000 cabezas de ganado.
Se trata de una iniciativa de la empresa "E3 BioFuels Genesis", que se comenzó a construir en el 2005. Producirá 100.000 metros cúbicos de etanol por año, para lo cual requerirá unas 250.000 toneladas de maíz. Así, se cuenta entre las más grandes de EE.UU., donde se inaugura una planta de este porte por semana desde que el gobierno decidió convertir al etanol en una política de Estado.
Pero la principal característica de E3 Biofuels, que requirió una inversión de 75 millones de dólares, no es la escala, sino la tecnología implementada, que ofrece enormes beneficios económicos y ambientales. La materia prima que utiliza el sistema integrado es el maíz, que ingresa en la planta de etanol. Allí se muele y se pone a fermentar en agua, obteniéndose alcohol, que luego se separa por un proceso de destilación.
El residuo de la fermentación se denomina "wet distillers grains" (WDG) y es un excelente alimento para el ganado vacuno. Por eso se construyó, al lado de la planta, un corral de engorde de novillos con piso de cemento ranurado. La gran ventaja es que el ganado come este producto bien fresco, apenas sale del fermentador, y sin costo de transporte a pesar del elevado contenido de agua del alimento.
Por las ranuras caen los excrementos de la hacienda, que alcanzan a las 300.000 toneladas anuales. Un sistema automático traslada la bosta a un par de tanques anaeróbicos en los que se convierten en biogás, por medio de la fermentación bacteriana.
Esto evita el principal problema de los sistemas de engorde intensivo de ganado, que es la polución del medio ambiente. Se reducen drásticamente los olores y la contaminación de las aguas, una preocupación creciente que ha derivado en la implementación de normas de control muy extrictas.
En el emprendimiento de Mead las heces del ganado quedan siempre atrapadas en el fermentador. El agua luego es tratada como en una fábrica y los residuos sólidos vuelven al campo como fertilizantes. Lo interesante de esta iniciativa es que las instalaciones estan situadas al lado mismo del pueblo de Mead, sin que se adviertan reacciones por olores u otros problemas ambientales.
Pero el mayor beneficio es el ahorro de energía. El biogás se utiliza en la caldera que produce el vapor necesario para el proceso de destilación. La planta de etanol, de esta manera, no requiere aporte externo de energía. Tiene una conexión a la red de gas natural, pero sólo como un sistema auxiliar de aprovisionamiento en caso de que aparezca algún desperfecto del biodigestor, o una menor afluencia de suministros por razones de mercado.
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