Recarga en superficie fuera de cauces naturales


Infraestructuras para la recarga de acuíferos desde la superficie y fuera de los cauces naturales.


Las principales obras de recarga desde superficie, fuera de cauces, son:

ACEQUIAS O CANALES DE INFILTRACIÓN.


Son zanjas poco profundas y de poca pendiente, recubiertas o no por lados y fondo, que siguen la topografía del terreno.

La pendiente del cauce de la zanja no debe superar en ningún caso el 3% para reducir los problemas de erosión en el propio cauce y en sus bordes. Siempre que la pendiente supere el 0,1%, cuanto menos permeable sea el terreno mas próxima debe ser la pendiente al valor limite del 3% y cuanto más permeable sea el terreno mas debe aproximarse a valores del 1% o inferiores para favorecer la infiltración.

La anchura y profundidad de la zanja, una vez se ha seleccionado la pendiente correcta, será tanto mayor cuanto mayor sea el caudal que se prevea transportar por ella, considerando también la perdida de caudal que se produce como consecuencia de la infiltración a través de la propia zanja. En general la anchura de la zanja oscila entre los 80 y los 50 cm y la altura entre los 60 y 40 cm. En las zonas con curvas, sobre todo si estas son pronunciadas, la anchura o radio de giro debe ser mayor que la anchura de la zanja en los tramos rectos para reducir la energía del agua y la erosión en el borde exterior e interior.
La infiltración suele producirse por los laterales de la zanja y por el fondo, aunque cualquiera de estos lados en contacto con el agua puede impermeabilizarse para controlar el flujo de agua infiltrada y por razones de estabilidad y conservación de la zanja.


Ejemplos de este sistema los encontramos en las denominadas “acequias de careo” en la zona de la Alpujarra (Granada y Almería) de España o en las "amunas" de Perú, Chile, Bolivia y Argentina.

ESTANQUES O RESERVORIOS DE INFILTRACION.

Se trata de reservorios de planta rectangular, poco profundos y de gran superficie que no se encuentran dentro de los cauces naturales pero que si están conectados a ellos a través de zanjas, canales o tuberías que los abastecen. Habitualmente se suele ubicar, en el punto de entrada, un sistema de retención y reducción de la velocidad de agua para favorecer la precipitación de las partículas en suspensión y reducir la posible colmatación del reservorio. El uso más corriente del reservorio es la recogida del agua de las avenidas o deshielos rápidos. Otro elemento que se suele instalar en el reservorio es un rebosadero que conduce el excedente de agua (por encima de la capacidad de almacenamiento) hacia una canalización que se conecta a un cauce natural o a otra balsa aguas abajo.


Es muy frecuente conectar las balsas de recarga en serie, en una o varias líneas paralelas, aunque también pueden conectarse a través de zanjas, canalizaciones o tuberías.

SUPERFICIES DE RECARGA.


En este caso no se trata de una instalación propiamente dicha, sino de una técnica que consiste en extender un gran volumen de agua sobre una amplia superficie del terreno. El método de distribución de agua por la superficie más utilizado es el riego por aspersión que tiene como ventaja adicional que oxigena el agua y reduce de esta forma la carga bacteriológica de la misma. Otro método muy utilizado es el riego por inundación con un volumen de agua que supere la capacidad de absorción del terreno para que se produzca una infiltración profunda. Es muy frecuente que las superficies de recarga se correspondan con formaciones geológicas de tipo Kárstico que pueden almacenar grandes volúmenes de agua en el subsuelo.

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